Foto: Una controladora se ríe mientras los pasajeros se acuerdan de toda su genealogía.
Es menester en estos momentos mostrar nuestra cara más misericordiosa y no dejarnos guiar por el imaginario público, siempre tan activo, que en la actualidad crea sugerencias para los controladores como las que siguen a continuación:
- Gasearlos
- Descuartizarlos públicamente
- Quemarlos en una pira de madera de cedro verde
- Sumergirlos en aceite hirviendo (de girasol)
- Someterlos al Garrote vil.
- Pasearlos por la guillotina
- Sentarlos en la silla eléctrica sin esponja humedecida
- Impedirles conciliar el sueño mientras se les somete a interminables horas de Tele 5
- Meterlos en una jaula con una pantalla de radar taladrada en sus rótulas
- Cocinarlos a fuego lento en agua u otro líquido
- Soltarlos desde un avión sin paracaídas
- Comprar con sus sueldos unos cuantos Porsche 911, atarlos a la defensa trasera y practicar rally por terrenos agrestes
- Empalarlos a las afueras de las ciudades pertinentes con una baliza en la cabeza
… Y un largo etcétera.
Es por ello que, en ejercicio de la más excelsa piedad, simplemente se les encierre con los videojuegos que sean donados, y se dediquen a controlar el vuelo de moscas y mosquitos en su aproximación a sus celdas, teniendo que informar diariamente de su número, cota de altura, rumbo previo al aterrizaje e incidencias experimentadas por los insectos. Todo ello durante los siguientes 50 años, con derecho a prórroga.
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